Después de leer “Ética y liminaridad en San Manuel bueno, mártir: una lectura Kierkegaardiana,” mi percepción de las personajes en la historia ha cambiado. En el primero, no me importa la narrador, Ángela. Ella solamente era la persona que quiere decir la historia de Don Manuel. Pero después de leer la análisis Kierkegaardiana, yo comprendo que ella fue más importante que yo pensó. La comparación entre Don Manuel y Ángela en la obra de Gorka Bilbao-Terreros demuestra la importancia y efecto de la caracterización en San Manuel bueno: mártir porque si no el otro, la caracterización de los dos no hubiera completa, especialmente en el perspectivo Kierkegaardiana.
Según Kierkegaard, un filósofo, para ser un hombre ético tiene que tener tres esferas que son la estética, ética y teológica o religiosa. A primera vista, Don Manuel es un hombre ético por su participación en la comunidad, es un sacerdote y piensa más en otros que él mismo. Sin embargo, es claro en el final de la historia que él tiene un gran secreto que él no cree en los Dios y no es religioso. Por eso, él no tiene el tercero aspecto para ser un hombre ético. Además, él no piensa en las consecuencias que vienen por todas las cosas que él dice ‘sí,’ entre otras cosas que Bilbao-Terreros describe en su obra.